Las Smart Cities surgen de la necesidad de orientar las ciudades hacia un marco más sostenible y tecnológico, haciendo de ellas un espacio interconectado más eficiente al servicio del usuario.
Se espera que la población urbana del mundo se duplique para 2050 y para 2030, seis de cada diez personas vivirán en una ciudad, lo que representa un gran aumento de consumo energético respecto a la actualidad. Estos cambios requieren que las ciudades se vuelvan más inteligentes e incorporen nuevas e innovadoras formas de gestionar estos problemas de masificación, gestión de recursos, protección del medio ambiente y por supuesto, la demanda energética.
Gracias a la aplicación de nuevas tecnologías que mejoren la infraestructura y optimicen la gestión y el consumo energético, las ciudades evolucionan con el objetivo de garantizar la calidad de vida de sus ciudadanos, respondiendo a sus necesidades básicas y reduciendo a su vez la huella ambiental.